Mi capricho. Tu regalo. Nuestro juego. Breath-Play, confianza y látex.

Mmmm.... una vez más, tu intento de respirar profundamente se ve truncado...

Ambos, tu y yo, estamos embargados por ese aroma sutil que desprende el látex... más aún calentado con el contacto de tu piel... pero tú, inmovil a mis caprichos no solo lo aprecias, sino que estás sometido a él...

......

Esta tarde llegaste pronto a mi Estudio... pese al tiempo que llevas sometiéndote a mis juegos, pese a tantos encuentros, siempre reside en ti algo de nerviosismo cuando te presentas ante Mi, pero hoy... hoy tu mirada en el suelo no permanece estática... incluso creo oír tus pensamientos revolucionados por salir... tu ansiosa respiración... y esa reiteración obsesiva humedeciéndote los labios... ¿Se te ha secado la boca? ¿Algo que decirme?

No, no tenías nada que decirme... pero sacas un pequeño paquete que tenías escondido en la espalda, y timidamente alargas el brazo ofreciéndomelo.

Es un sobre acolchado y todavía cerrado... y digo todavía, porque el destinatario eres tú... y el remite? Ahhh!!! Lo has pedido para mi?????

Ahora soy yo la impaciente... me siento en mi trono y entre premura y delicadeza, mis dedos rasgan el sobre y sacan una pequeña bolsa de su interior... mmmm... creo que ya se qué es... y ni todas las velas que arden iluminando el Salón de Dominación desprenden tanta luz como mis brillantes y ansiosos ojos..... abro con cuidado la bolsa... y saco tan delicado regalo.... sí, látex... cómo no acertar... tan evidentes son mis gustos!!!! Jajajaja.... una carcajada brota de mi satisfacción, y me acerco a ti, te agarro con firmeza del antebrazo y te obligo a caminar conmigo hasta mi trono... y arrodillarte a mi lado.

Tu cabeza se apoya timidamente sobre mis pies, y te escucho un satisfecho susurrar "Me alegra de corazón que le guste, señora"... y también descubro una sonrisa que se escapa de tus labios mientras me besas levemente los pies.

Contigo a mis pies, desplego cuidadosamente la pieza... se trata de una capucha que vagaba entre mis proyectos desde hace tanto tiempo... siempre delegada por otras prioridades.. y tan ansiada!!!! Su sencillez la hace más excelsa todavía... Látex, ajustado a las formas de tu cabeza, y allí donde tu cara debería recibir los rayos del sol, una pieza semitransparente te aisla del aire puro... y un leve agujero en el extremo más distal condiciona la entrada de oxígeno...

Suavemente levanto tu cabeza sujetándote de la barbilla, y te obligo a mirarme a los ojos pese a que tu condición y experiencia hace que intentes evitarlo a toda costa... pero hoy ese es mi deseo, que me mires... que fijes tu atención en mis ojos mientras te coloco el regalo que me acabas de hacer... Movimientos armónicos guían mis manos mientras sientes el primer contacto en tu mejilla del látex... mientras sientes una vez más mi haliento cerca de tu cara... mientras ajusto la capucha en tu cabeza... cierras los ojos y te dejas llevar.

Tu cuello hiperextendido hacia el techo, tus manos reposando suavemente sobre mis pies, tus ojos cerrados, y los hombros caídos y relajados... por el momento. La calma con la que has acogido la capucha poco a poco se va quebrando, hecho reflejado en la frecuencia de tu respiración,... y cuando más ansiosa es... mejor actúa la capucha...

Ansioso por una bocanada de aire completa, inspiras con energía, y sólo obtienes una mayor obstrucción... pues el látex se adhiere a tu cara... sientes como tu aliento calienta la atmósfera minúscula del interior de la capucha, y notas como pequeñas gotas de sudor humedecen tu frente y tus mejillas... haciéndo que todavía sea más molesto cuando, al exigir tus pulmones su dosis de oxígeno, se pega el látex a tu cara... abres tu boca en un nuevo intento de inspiración... y sientes en labios y lengua su tácto peculiar... y a través de la fina capa que recubre tu cara, mi mano recorre suavemente tus facciones...

Llevo mis manos al ajuste del cuello, y te la retiro con un preciso y rápido gesto....

Observo tu reacción, me deleito en la expresividad de tus gestos, y llevo mi mano a tus labios, que la besan con devoción, mientras recuperas el ritmo de tu respiración... y una palabra brota de tus labios.

Gracias.