
Dicho instinto, como dice una buena amiga, Ama amateur, es como un monstruito, al que en ocasiones podemos callar, pero que gruñe y gruñe en nuestro interior, se resiste y finalmente, con el paso de los meses o los años, sale con fuerza renovada y exige su posicionamiento. (Un besazo, querida, adoro nuestras conversaciones y momentos compartidos).
Os aseguro, mis queridos sumisos/as reticentes, que ese “adorable” monstruito que lleváis dentro, os empujará de nuevo a este círculo de conocer a alguien, para quizá, volver a huir… y dicho círculo se repetirá constantemente, con los consiguientes efectos autodestructivos, con ese daño propio, y también con el que le hacéis a la otra persona.

Has de ser claro/a desde el principio con tus impresiones, exponer tus recelos y debilidades, y seguro que el Dominante se esforzará en intentar resolver tus dudas y desarrollar su paciencia, en transmitirte confianza, en ir despacio. No finjas, no demuestres que tienes seguridad si no es así.
Finalmente, si aún con todo tienes ganas de desaparecer, de subirte a un vuelo a las antípodas, antes de huir, reflexiona:

Probablemente, el monstruito te reclamará tarde o temprano, y no le podrás hacer callar, y los chats y foros no te saciarán.
El miedo, en el BDSM y en nuestra vida cotidiana, sólo tiene una manera de afrontarse, y es de forma directa, sin dejarse arrastrar por él. Si realmente queremos vivir, y VIVIR en plenitud, hay que superar esos miedos.
Nota: Las imágenes que ilustran esta entrada NO son hechas por Mí, sino obtenidas de la RED.
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