Solo esperar

Una vez más ELLA parecía decidida a empujar sus límites; sus instrucciones eran hoy citarse en su estudio, sin escusas, y siguiendo unas premisas escritas en una breve nota.

Él ya ha acudido, comienza a desnudarse y se ducha, coloca unas muñequeras de cuero alrededor de su muñecas, y entrá en el Salón de Dominación. Dos únicos cirios encendidos son la iluminación existente hoy.

Siguiendo esas mismas instrucciones, se coloca boca abajo con las piernas abiertas sobre la camilla de bondage, con una venda en los ojos... y solo debe esperar.
Siente los minutos en su cabeza, siente el tiempo pasar que provoca en él un aumento en su ansiedad, se siente impaciente, y se esfuerza en relajarse.
ELLA le insistió en que no hiciera el menor ruido, que así la esperara y acudiría cuando se le antojara, pero que él debía esperarla. Su sentido del oído se acentúaba intentando encontrar algún sonido en el vacío que le aproximara a lo que iba a ocurrir.

Esperar. No sabía cuánto tiempo debería esperar. ¿Cinco minutos? ¿Una hora? ¡¡¡Cada segundo que trancurría se le hacía interminable!!!

Justo cuando él pensaba que no podía soportar esa incertidumbre, escuchó unos pasos al otro lado de la puerta abierta, y sintió como alguien entraba en el Salón de Dominación.

Conteniendo la respiración no se atrevía a preguntar si realmente se trataba de su Dama, y mucho menos a alzar la mirada, pero sentía una presencia de pié detrás de él.

Cada pelo de su cuerpo se erizó, como si de una carga eléctrica recorriendo su cuerpo se tratara, al sentir el frío de las cintas de cuero de un gato de colas en su espalda. La ligereza del impacto le resultó más contradictorio todavía, ese tacto en su espalda... y la reacción inmediata, su excitación.
No obstante el mensaje fue claro y entendido; él hizo lo que se requería, cumplió SUS deseos, y no recibió ningún castigo por incumplimiento.

Su cuerpo se sacudió con sorpresa cuando una mano suave y firme se posaba sobre él... y a continuación esas manos le agarraron de las muñecas y tiraron de ellas hacia su espalda, escuchando ese característico "click" de la barra de sujección fijando sus muñecas juntas. Ahora la resistencia sería muy difícil...

y comienza el juego.

Un escalofrío recorre su espalda, pues sabe que ELLA se encuentra satisfecha por su buen comportamiento, y respira orgulloso de ser él el escogido para dejarse llevar en SUS perversiones sólo por satisfacerla.

1 comentario:

  1. Un breve flash en mi cabeza, una imagen en mi retina... y unas pocas líneas sugerentes. Sin pretensiones, sólo evadirse y soñar.

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