
El terror de la paliza no radica en la gravedad de los golpes, que son por el contrario, poco más que leves roces, sino en sus continuas y múltiples repeticiones. Durante la paliza, las piernas de la víctima suelen estar unidas entre sí y, a menudo entablilladas longitudinalmente a una sólida madera, de modo que los pies están expuestos a los torturadores. Cualquier cosa, desde una varita de bambú delgado hasta un flexible cinturón de cuero, se utiliza para infligir el castigo. El dolor se irradia a las piernas, recorriendo todo el cuerpo y hasta la cabeza.
No obstante, la técnica del sometimiento por bastinado es más un castigo corporal, más que simplemente infligir dolor en las plantas de los pies, es un tipo de tortura que se basa en el hecho de que el pie es un apéndice frágil con numerosos huesos, tendones, articulaciones y músculos.

Es importante no olvidar que el pie es una parte extremadamente frágil y delicada del cuerpo. Hay numerosos huesos, tendones, articulaciones, músculos y tejidos que son vulnerables a lesiones importantes. Lo que es quizá más significativo es que la mayor parte de los órganos del sistema nervioso tiene terminaciones nerviosas que están expuestas en los pies. Una brutal paliza en ellos puede causar lesiones en la totalidad del cuerpo, no sólo los pies, reducir o alterar la capacidad de las personas a caminar o hacer daño significativo a largo plazo a esa persona. De forma segura se puede incluir en el juego con las plantas de los pies cera o hielo, y pinzas con relativa seguridad alrededor de la zona de los dedos.
Y si todavía quedan dudas… mejor hacer un curso de Reflexología y aprender las zonas vulnerables de los pies para evitarlas.
Nunca se ha de participar en prácticas que reduzcan, disminuyan o alteren negativa y permanentemente la salud y el bienestar de otro ser humano.
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Nota: Las imágenes que acompañan esta entrada son ilustraciones obtenidas de la RED.
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