Sumisos latentes y dar el paso

Como un buen amigo me dijo en una larga sobremesa, Internet y las redes sociales, nos han complicado (a todos) la existencia. Cuando no había tanta información a nuestro alcance, cuando lo que había era lo que se veía en las publicaciones escritas que podías encontrar en el kiosco de prensa, quizá la carta de colores fuera menor, pero era real.
Si en esos días, un sumiso decidía dar el paso para iniciarse, cogía la revista o cogía el periódico, llamaba y concertaba su sesión. Si deseaban conocer una pareja de juego acudían a encuentros y locales/bares del ambiente, le echaban un par de “huevos” y se lanzaban a la piscina por intentar encontrar a esa mitad, a la D del Dominante, o a la S del ser Sumiso, o al compañero de juegos ocasional. Ahora nos encontramos con cientos de pajilleros que se embelesan con las fotografías, en muchos casos robadas o pasadas por photoshop, o con más aún indecisos que disfrutan haciéndote perder el tiempo con interminables conversaciones por mail. He de reconocer que dicha indecisión viene dada por el gran número de intrusistas que ha invadido nuestro mundo y venden mentiras, ofrecen lo que no tienen o lo que no son, y defraudan y escarmientan a los pobres incautos que cayeron en sus manos. En cuanto a encontrar una relación estable se refiere, no considero el Chat la mejor vía, pues salir de la protección que da un teclado y una pantalla, no es fácil, y hemos dejado de lado esos encuentros reales “para conocerse”, estamos abandonando locales y clubs BDSM que cultivaban y desarrollaban el aspecto social del ser humano. Y todo esto se resume en una palabra: Miedo

¿Miedo a dar un paso en falso? ¿Miedo a equivocarse? ¿Qué sumiso nunca ha sentido ese miedo a entregarse???

Quienes lo nieguen o son demasiado valientes, o un algo inconscientes… o afortunados por encontrar en el primer intento con alguien de su total confianza y bien referenciado… Pero todos los demás, han padecido el miedo al fracaso, al engaño, a la equivocación… y a la seguridad propia.

Yo entiendo ese miedo y esa reticencia, pues es la que puede salvaguardar tu integridad física y psíquica, e incluso social si el o la indeseable relega la discreción a última instancia. Por otro lado, cualquiera que haya dado el paso lo puede corroborar, no es lo mismo imaginar una fantasía en la seguridad de tu casa que vivirla y disfrutarla, los matices son infinitos, las sensaciones intensas y la dureza es real.



Nota: Las imágenes que ilustran esta entrada NO son hechas por Mí, sino obtenidas de la RED.

No hay comentarios:

Publicar un comentario