Sesión con una dómina fetichista por Gummisklave de DS



Dómina y esclavo pactan los límites de la sesión así como las señales convenidas de aviso y alarma.
El esclavo deposita el tributo y Dómina se retira a su vestuario, ordenando antes al esclavo que se desnude y se coloque de espaldas a la puerta por donde Ella volverá. El esclavo debe mantenerse con las manos a la espalda, evitando en todo momento cualquier contacto con sus genitales. Dómina procede a vestirse para la sesión. Ha elegido látex negro bien ceñido, uno de sus materiales fetiche.
Cuando llega a la habitación donde el esclavo está desnudo, de espaldas a Ella y con las manos a la espalda, la dómina hace notar claramente su presencia. Los tacones de sus botas resuenan en la habitación. El esclavo se muere de ganas de ver a su Señora enfundada en látex negro, lo cual ya le ha provocado una considerable erección. Vuelve su cabeza y Dómina le reprende porque nadie le ha autorizado a volver la cabeza. El primer castigo será colocarle una máscara de látex negro al esclavo, así como ajustarle un collar de perro con cadena e insertarle un “plug” anal.
Ella disfruta viendo la tremenda erección del esclavo y decide “encenderlo” todavía más. Para ello se coloca a milímetros de la cara enmascarada del esclavo e incluso le roza con partes de su cuerpo enfundado en látex. El esclavo no aguanta y hace un intento de tener contacto con el látex sacando su lengua. Segundo error, nadie le ha autorizado a sacar su lengua.
Dómina decide aplicarle un nuevo castigo, forzándole a lamer cada milímetro de sus largas botas, de forma que éstas queden perfectamente lustradas. La dómina mueve a voluntad la cabeza del esclavo mediante la cadena enganchada al collar de perro. Le hace escalar por sus piernas, obligando al esclavo a no dejar de lamer en ningún momento sus prendas de látex. A propósito acerca la cabeza del esclavo a su zona genital (tapada con látex pero bien marcada) y éste cae en la trampa e intenta lamer con su lengua. Tercer error, nadie está autorizado a rozar la zona genital de la dómina sin expreso consentimiento de ésta.
Ahora, el escarmiento será más severo: el esclavo va a ser azotado, Para no marcarle aun pegándole fuerte, la Dómina elige el instrumento adecuado. Le advierte antes e comenzar que no va a tolerar ninguna queja. Inicia los azotes con cierta suavidad, pero va aplicando más fuerza a cada golpe. Cuando el esclavo siente dolor no puede reprimir un gemido. Inmediatamente, Ella para y se dirige al lugar donde guarda su material de castigo. Vuelve con una mordaza de bola que coloca de forma expeditiva en la boca del esclavo, para evitar nuevos gemidos.
Prosigue la sesión de azotes ya todos con la misma fuerza del que provocó el gemido y posterior silenciamiento del esclavo. Al esclavo se le están poniendo las nalgas como tomates maduros y siente una gran quemazón. En un golpe especialmente fuerte no puede evitar intentar esquivarlo moviendo su culo.
Esto enfurece a Dómina y planea un nuevo tratamiento: ha llegado el momento de sodomizar al esclavo. Para que tenga bien claro lo que le va suceder, elige un arnés con dildo que se coloca bien cerca de la cara del esclavo. La dómina observa la boca babeante del esclavo por el efecto de la mordaza. Decide que esa baba no se puede desperdiciar y se ahorra lubricante.
Tras retirarle la mordaza, obliga al esclavo a hacerle una “fellatio” al dildo que se acaba de colocar. Cuando la dómina considera que ya es suficiente se dirige a la espalda del esclavo para encularlo. Se da cuenta de que lleva puesto el plug anal desde el comienzo de la sesión. Se lo retira y de momento no sabe donde ponerlo, teniendo en cuenta además que lleva adheridos restos fecales del esclavo. Rápidamente, Dómina busca una solución. Le quita el condón al plug anal y se lo mete al esclavo en la boca. De esta forma, tiene que sujetar con su boca el artilugio que ha tenido introducido en su recto durante un buen rato.
Mientras tanto, la dómina se ha abierto camino en el culo del esclavo. Suavemente, pero sin pausas le ha encajado toda la longitud del dildo y lo folla con movimientos lentos y profundos. Sin embargo, hay algo que no la satisface y es que el esclavo parece estar disfrutando del tratamiento que está recibiendo, cuando en realidad se trataba de un nuevo castigo por los sucesivos errores que ha ido cometiendo durante la sesión. La dómina no tarda mucho en idear como disciplinar al esclavo. Se sale de su culo y decide someterlo a “facesitting”. Como obviamente el esclavo no puede tocar con su lengua el látex que cubre la zona genital de la dómina, ésta le coloca una semicapucha de plástico transparente por la cabeza. No se la ajusta al cuello para permitirle respirar. Sin embargo, antes de sentarse encima de la cara del esclavo, se le ocurre otra idea previa, que consiste en hacer chupar al esclavo otra vez el dildo que lleva puesto. La dómina le mete el dildo en la boca empujando la capucha de plástico al interior de la boca del esclavo. Una vez que el esclavo ha conseguido limpiar lo que ha podido el dildo, la dómina le coloca una segunda máscara de plástico por la cabeza para no manchar su vestuario. Obliga al esclavo a tenderse boca arriba y se sienta encima de su cara, tapándosela por completo.
No contenta con eso, empieza a apretarle con la pelvis. El esclavo casi no puede respirar. La dómina lo sabe, pero aprieta más contra la cara del esclavo. Asfixiado, el esclavo aprieta con sus manos, que no estaban atadas, la cadera de la dómina y la levanta ligeramente para poder tomar algo de aire.
La dómina se enfurece de ver como el esclavo se ha atrevido a tocar su cuerpo con las manos sin estar autorizado para ello. Piensa con rapidez en como darle una lección que no olvide en tiempo.
Muy sencillo, lo va a confinar en un saco de látex hinchable. El saco está preparado encima de una camilla provista de ganchos para fijar el saco ya hinchado. El esclavo es obligado a meterse en el saco e inmediatamente comienza el inflado. Finalmente, el esclavo queda totalmente encerrado en el saco de látex, disponiendo de un tubo para respirar y de aberturas para las tetillas y para los genitales. Se encuentra absolutamente a merced de la dómina que puede controlar sus funciones más básicas como es la respiración. Le basta con apretar o taponar el tubo que conecta la boca del esclavo con el exterior, para que éste comience a jadear.
Además, la dómina decide endurecer el castigo colocando un potente calefactor al lado del saco con el esclavo encerrado dentro, de modo que tras unos pocos minutos, éste se cuece en su propio sudor. En estas condiciones, la dómina se dedica a jugar con las tetillas y los genitales del esclavo que están al descubierto, así como con el tubo de respiración. El esclavo, tras el tiempo que lleva de sesión está punto de llegar al orgasmo y basta con un ligero movimiento para que estalle.
Es el último y más grave error cometido por el esclavo: correrse sin permiso de su dómina. Sin embargo, el merecido castigo le será impuesto en otra sesión.

Gummisklave de Dómina Sharine

5 comentarios:

  1. Muy interesante. Gracias por la enseñanza lmjrmsjt

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  2. Mas que enseñanza, es la fantasía de uno de mis más queridos sumisos. Sus experiencias, sus sueños, sus perversiones, sus deseos, plasmados en forma de relato.

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  3. Tengo fantasías, sueños, deseos y perversiones muy parecidas a de su querido sumiso Señora. Me encantaría tener el honor de estar a sus pies Señora.

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  4. Tus fantasías y deseos, se complementarían con mis perversiones??? La palabra adecuada sería DISFRUTAR cuando juego con libertad en mis técnicas, volando mi imaginación, y sometiendo a mis caprichos.

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  5. Por lo que he visto y he leído en el blog y en la pagina web no me quedan dudas de que mis fantasías complementarían sus perversiones Señora y que disfrutaría muchisimo sometido a sus caprichos.

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